1 de noviembre de 2010

Para quienes dicen que leer las NIIF es dificil.

Los textos difíciles son mejores
El cerebro aprovecha mejor los contenidos de las lecturas difíciles de procesar
THE ECONOMIST / EL UNIVERSAL |  EL UNIVERSAL
lunes 1 de noviembre de 2010  12:00 AM
Una paradoja de la educación es que la presentación de la información de manera que luzca fácil de aprender a menudo tiene el efecto contrario.

Numerosos estudios han demostrado que la gente recuerda más aquello que le obliga a pensar, por lo que valdría la pena buscar la manera de hacerlo. Y un trabajo de investigación que publicará en Cognition, Daniel Oppenheimer, psicólogo de la Universidad de Princeton sugiere algo simple: hacer que el texto transmita información difícil de leer.

Oppenheimer reclutó a 28 voluntarios entre 18 y 40 años y les pidió que aprendieran, a partir de descripciones escritas, acerca de tres "especies" de extraterrestres, cada una de las cuales tenían siete características. Esta tarea sería semejante a aprender acerca de los animales en una clase de biología. Utilizó alienígenas en lugar de especies verdaderas para tener la certeza de que los participantes no recurrirían a ningún conocimiento previo.

A la mitad de los voluntarios le presentaron información en letra casi ilegible (Comic Sans MS de 12 puntos a 75% de escala de gris y Bodoni MT de 12 puntos a 75% de escala de gris). La otra mitad la observó en letra negra Arial, de 16 puntos, que según las pruebas realizadas, es más sencilla de leer.

Los participantes tuvieron noventa segundos para memorizar la información contenida en las listas. Luego se les distrajo con tareas distintas durante aproximadamente un cuarto de hora, antes de hacerles preguntas sobre los alienígenas, tales como: "Qué comen los pangerish?" y "¿De qué color tienen los ojos los norgletti?".

El resultado final fue que los que leyeron el texto en letra Arial acertaron, en promedio, 72,8% de las veces. Pero aquellos que se esforzaron con las letras más difíciles de leer contestaron correctamente en 86,5% de los casos.

Se planteó la interrogante: ¿Este resultado se trasladaría de las circunstancias controladas del laboratorio al ambiente revoltoso del salón de clases? Así fue. Cuando los investigadores pidieron a los maestros de secundaria que emplearan, en prueba, la técnica en sus clases de química, física, inglés e historia, obtuvieron resultados semejantes. La lección, entonces, es que deberían hacerse textos escolares que sean más difíciles de leer y no más fáciles como se cree.

Traducción: Conchita Delgado

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